Si anteriormente hablábamos de la lumbalgia, o dolor lumbar, hoy lo haremos de la cervicalgia, que no es otra cosa que el dolor en la zona cervical, que también puede afectar a los brazos con hormigueos, pinzamientos, debilidad y/o dolor irradiado.

El dolor cervical más conocido y frecuente, y que casi todos hemos sufrido alguna vez, es el conocida coloquialmente como tortícolis, y cuya causa habitual es una postura inadecuada durante un tiempo prolongado, como puede ser dormir en mala posición, o utilizar almohadas o cojines demasiado gruesos. La provoca un espasmo del esternocleidomastoideo.

¿Cuáles son las causas más frecuentes de la cervicalgia?

  • Mala postura prolongada en el tiempo.
  • Traumatismos.
  • Maloclusión mandibular
  • Contracturas musculares y puntos gatillos miofasciales en trapecios y musculatura cervical.
  • Desgaste de las vértebras, y/o hernia discal cervical.
  • Por consecuencia del llamado “latigazo cervical”, típico de los accidentes de tráfico.
  • Enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide y/o la espondilitis anquilosante.
  • El propio estrés, que puede provocar tensión en la zona. Etc.

Tratamiento fisioterapéutico

Una vez que se ha diagnosticado la causa que produce la cervicalgia, existe una batería de tratamientos que el fisioterapeuta puede utilizar para paliar sus síntomas. Es éste un dolor bastante molesto e incapacitante, ya que en muchas ocasiones nos impide realizar las actividades cotidianas, y pueden aparecer otros síntomas secundarios, como vértigos, mareos, dolores de cabeza… etc.

Lo principal es asegurarse de una higiene postural, y que el paciente adapte la silla en la que trabaja adecuándola a su altura, que se flexionen las piernas para levantar pesos en lugar de hacerlo con la espalda doblada… De nada sirve un tratamiento si no se corrigen estos malos hábitos.

La fisioterapia resulta adecuada para eliminar las contracturas que hayan podido aparecer en el cuello y la zona interescapular, así como ejercicios específicos de tracción de cabeza (la llamada terapia Pompage, por ejemplo), en donde se mantiene la tensión durante un corto periodo de tiempo para posteriormente irla aliviando poco a poco. Así se consigue relajar la tensión del espacio intervertebral.

En otros casos es conveniente comenzar primero con movimientos pasivos del fisioterapeuta, para continuar posteriormente con ejercicios activos del propio paciente. Este tratamiento es idóneo en los casos de cervicalgia por hernia discal.

En cualquier caso, aunque se trate de una dolencia muy común, es importante confiar el diagnóstico y tratamiento en profesionales, para garantizar los mejores resultados.

Fuente

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