Hasta no hace mucho tiempo, se creía que el ejercicio físico durante el embarazo no era una práctica recomendable. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que el ejercicio es totalmente beneficioso no sólo para la madre, sino también para el niño. Eso sí, es conveniente saber que no toda práctica es adecuada, y que hay que tomar ciertas precauciones según las circunstancias.

Y lo primero que debemos considerar es que el desarrollo del feto, y las características de la madre, van evolucionando durante los nueve meses de gestación, por lo que el plan de entrenamiento ha de ser adaptado para cada momento del embarazo, teniendo en cuenta también si la madre practicaba algún tipo de ejercicio previamente.

Como norma general, debemos establecer que hay tres tipos de ejercicios totalmente contraindicados durante el embarazo:

  • Los ejercicios de alto impacto, que implican movimientos bruscos, saltos, movimientos reflejos… ya que suponen riesgos de un mal implante del feto, o el peligro de caídas.
  • Deportes de contacto, por su riesgo de golpes o accidentes.
  • Gimnasia abdominal hipopresiva, que aunque es muy recomendable, incluso para recuperarse después del parto, debe ser apartada durante la gestación

En cambio sí que son altamente recomendables actividades físicas como:

  • Caminar, que es la actividad física más recomendada durante los nueve meses del embarazo.
  • La natación, especialmente en piscinas climatizadas, ya que las articulaciones no tienen que soportar presión, y los movimientos son más livianos.
  • Bicicleta estática, ya que no supone riesgos de caída, y ayuda al sistema cardio-vascular.
  • Actividades colectivas, como el Pilates y el Yoga.

Lo ideal, para poder realizar cualquier tipo de práctica deportiva o física durante el embarazo sin riesgos, es contar con el asesoramiento y seguimiento de un profesional con conocimientos, como los que puedes encontrar en Fisiovida y Salud.

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